sábado, 17 de abril de 2010

MANTENIENDO VIVA LA VISION DE CRECIMIENTO


Si el hacha se desafila y no se la vuelve a afilar, habra que golpear con mas fuerza. Vale mas hacer las cosas bien y con sabiduria. (Eclesiales 10:10)

 La iglesia Filadelfia es una congregación urbana de mas de cien miembros, que capto la visión de los grupos pequeños de crecimiento. La iglesia había tenido grupos pequeños durante algún tiempo, pero habían decaídos y fracasados; porque el liderazgo quedo exhausto. El equipo ya sobrecargado, no tenía tiempo para dedicarse a luchar con el sistema de los grupos, los ministerios, los departamentos, y las múltiples actividades de la iglesia.
No había nadie para guiar el ministerio o alentar y sostener a los líderes, por lo tanto se quedaron para observar como el número de los grupos decrecían hasta quedar solo tres, tres para atender a más de ciento cincuenta miembros.

Mientras la iglesia pasaba por un momento de transición, el nuevo pastor paso junto a los lideres de la iglesia por un periodo de clarificación de la misión y la visión, y cuando el liderazgo busco un ministerio efectivo, vieron sencillamente que los grupos pequeños eran necesarios, tanto para cuidar de sus miembros como para alcanzar a la comunidad.

Filadelfia había llegado a un momento de transición, habían comprendido lo que Elena White dijo: cada Iglesia organícese en pequeños grupos para trabajar no solo por los miembros de la iglesia sino a favor de los incrédulos. Ahora necesitaban un cambio grande. Fue en estas condiciones, claramente en el tiempo de Dios, que el nuevo pastor ofreció un taller basados en los principios de los grupos pequeños de crecimiento, que los lideres y la junta de iglesia diseñaron una estrategia que les permito participar en el plan de Dios para desarrollar un sistema de grupos que formara discípulos.
Al ser lanzados a soñar los sueños de Dios, la gente comenzó a formar nuevos grupos con entusiasmo, en el primer año se establecieron 12 grupos renovados que atendían a los miembros y recibían a los vecinos y amigos.
Pronto la iglesia se acomodo para hacer del trabajo de los grupos su prioridad. Muchas personas de la comunidad comenzaron a venir a la iglesia al culto de adoración. Ese primer año se bautizaron 25 discípulos de los grupos en Filadelfia. La obra de Dios marchaba estupendamente.
Han pasado los años Filadelfia sigue atrayendo y haciendo crecer a la gente. Nuevas clase de personas y nuevas personas son alcanzadas y discipulados para el Señor. Todo porque la iglesia Filadelfia estuvo abierta a soñar los sueños de Dios para su comunidad, estuvo abierta a vivir una nueva manera de pensar sobre los grupos pequeños.
Dios había llamado a los líderes a hacer cosas extraordinarias, los llamaba a SER Y A HACER una nueva iglesia, y los grupos pequeños iban a participar en este nuevo llamado.